
La política es comer bien todos los días
El debate público hoy en la Argentina es casi al 100% sobre lo simbólico y ese es un gran triunfo del poder fáctico global. Hay una colonia riquísima en América del Sur donde el pueblo no discute de política. Óptima oportunidad para saquear esa colonia prácticamente sin resistencia ni oposición.
Claro que sí, porque la política real es la cuestión de pesos y centavos, como solemos decir en este espacio con mucha frecuencia. La política es la transformación de la realidad y eso es económico: toda política es económica y toda economía es política.
Pero esa que es una obviedad ululante no está instalada en la conciencia de las mayorías. Son muchos, muchísimos los que piensan que la política es la rosca y es la intriga entre dirigentes que aparece en los medios de comunicación. Mucha gente piensa que la política es la controversia ideológica.
No, la política no es eso. La política es comer bien todos los días, tener servicios públicos de calidad para educarse y curarse (mínimamente), es tener ingresos suficientes para que no le sobren días al mes, sino poder ahorrar para realizar proyectos personales, familiares, comunitarios, etc.
Estamos perdiendo de vista las decisiones económicas, que son políticas. Y cuando eso pasa, es porque alguien está tomando esas decisiones en desmedro de nosotros. Cuando el pueblo se distrae con la diversión de la rosca ideológica y la intriga, al pueblo normalmente le roban algo.
¿Qué nos estarán robando ahora mientras discutimos, como los bizantinos teniendo al bárbaro en puerta, el sexo de los ángeles? ¿Qué vaca estará atando nuestro superministro de Economía en lo alfombrado de las oficinas del poder global en los Estados Unidos?