Dengue: detectan en el AMBA tres mutaciones que vuelven al mosquito resistente a los insecticidas

Dengue: detectan en el AMBA tres mutaciones que vuelven al mosquito resistente a los insecticidas

En la Conferencia virtual dada  en el  SINAME hoy 24 de setiembre, especialistas en el tema alertaron sobre la situación.

Se viene el calor, y con él también vendrán los mosquitos. En el caso del dengue, las alertas son mayores, al haber atravesado la última temporada una epidemia con récord de casos. Con el clima adverso, la falta de campañas públicas y las escasas dosis de vacunas entregadas, el panorama dista de ser alentador. Y la ciencia tampoco ofrece buenas novedades.

Investigadores que habían reportado la presencia de una mutación en los Aedes aegypti que los volvía resistentes a los insecticidas, encontraron que 5 años después no son una sino tres las mutaciones, y que están extendidas en el Área Metropolitana. El preocupante hallazgo alerta sobre la eficacia de la fumigación para el control de brote.

Los únicos insecticidas que están habilitados por ANMAT en Argentina para uso domiciliario y sanitario son los piretroides, por su aceptable grado de toxicidad. Las mutaciones hacen que la interacción con el piretroide sea más difícil, haciendo que la dosis habitual de insecticida ya no alcance para matarlo, sino que se necesiten dosis cada vez más altas. Los piretroides actúan sobre una proteína, llamada canal de sodio, que está en el sistema nervioso de los insectos.

Los investigadores del Laboratorio de Neurobiología de Insectos publicaron un trabajo en 2023, en el que estudiaron mosquitos que habían sido recolectados en 2018 en distintas localidades de la Provincia de Buenos Aires y de dos localidades de Jujuy y Salta. Encontraron que gran parte de los insectos recolectados en el Norte argentino tenían dos mutaciones en simultáneo, mientras que un porcentaje alto de los mosquitos de la provincia de Buenos Aires tenía una, y otros ninguna.

Larva de mosquito

Pero la situación del dengue en la región empeoró notablemente desde 2018, superando en 2023 todos los brotes históricos. Desde entonces, en el Laboratorio de Neurobiología de Insectos se focalizaron en recolectar y estudiar mosquitos del AMBA y también de la ciudad de Pergamino, en colaboración con el ANLIS Malbrán y con el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. 

En ese segundo trabajo, y a diferencia de lo ocurrido con los mosquitos de 2018, encontraron que las dos mutaciones que los hacen resistentes ya están en toda el área, excepto en Pergamino. Incluso encontraron también que la tercera mutación que confiere resistencia también está presente en la Provincia.

¿Cómo descubrieron que los nuevos mosquitos son más resistentes? Hay dos parámetros que se emplean en el laboratorio para cuantificar cuán resistentes son los mosquitos portadores de estas mutaciones. Por un lado, se evalúa la respuesta toxicológica, recolectando huevos de las zonas muestreadas y -una vez convertidos en mosquitos adultos- exponiéndolos a una dosis establecida de piretroides, llamada dosis discriminante, para contabilizar cuántos sobreviven. Estos ensayos se hacen en el CEPAVE o en el ANLIS Malbrán. Por otro lado, existe también la forma molecular de cuantificar la resistencia que consiste en la evaluación de la frecuencia de mutaciones génicas.

El uso de otros insecticidas, como los organofosforados – de gran impacto ambiental- no están aprobados en Argentina. En este sentido, la investigadora expresa preocupación por el ambiente: “Los anfibios y los insectos polinizadores son especialmente sensibles a los tóxicos presentes en el ambiente. Por eso, nuevos insecticidas, distintos a los piretroides y de menor costo ambiental, se encuentran en desarrollo y evaluación. En el grupo del CREG tenemos investigaciones en curso, aunque aún faltan estudios de campo, y también inversión”.

Y recomienda: “lo ideal es hacer un manejo integrado, usando otras estrategias antes de llegar a los insecticidas. El descacharrado, que deja al mosquito sin lugares de cría, es fundamental. Las fumigaciones deben reservarse sólo como modo de control de brotes, y no hacerse durante toda la temporada de mosquitos. Además de evitar el impacto ambiental que conlleva, esto nos ayuda a que las poblaciones no sean resistentes, de modo de contar con una medida efectiva en el caso de declararse la emergencia”.